Los números sobre la gravedad del tema disipan el humo. Cuando hayan pasado los primeros 25 años del siglo XXI habrán muerto a causa del cigarrillo 150 millones contra los 100 millones que murieron en los cien años del siglo pasado. El alerta lo dio Sir Richard Peto, un científico británico que llegó a Copenhague para recibir de sus colegas un reconocimiento por su importante labor científica. Lo hizo en la ceremonia inaugural del XV Congreso de Medicina Respiratoria que se lleva adelante en la capital de Dinamarca y, así, señaló contra quien debe dar batalla la prevención: el cigarrillo.El argumento es claro. Dejar de fumar puede reducir a la mitad las muertes por cáncer de pulmón. Y hasta ahora es bien sabido que decir "chau pucho" detiene la dramática declinación de los pulmones del fumador. Pero lo que no estaba claro eran los efectos de la abstinencia al año de sostenerla.Los primeros resultados sobre el tema los trajeron a Copenhague los científicos que conforman el CEASE (Collaborative European Anti-Smoking Evaluation), un grupo creado en 1993 y que une a 36 centros de salud de 17 países europeos.Después de seguir durante doce meses a 1.775 fumadores pudieron comprobar científicamente la mejoría de quienes no habían dado ni una sola pitada en ese lapso. De acuerdo con la evaluación, el subgrupo que mantuvo la abstinencia del cigarrillo sacó los mejores resultados en los estudios médicos que les realizaron en comparación con quienes seguían fumando y con quienes fumaron de vez en cuando.En cada caso, la performance pulmonar individual se la comparó con los resultados anteriores y también se tuvo en cuenta la declinación que naturalmente sufren los pulmones con el paso del tiempo, un proceso que está contemplado en una tabla.Hechas las comparaciones, los datos quedaron a la vista . Los que dejaron de fumar —según el estudio— presentaron una mejoramiento de la función pulmonar. Sobre todo una diferencia positiva en el índice del volumen de expiración en un segundo. Los buenos resultados son una señal positiva para quienes quieren dejar de fumar pero también llevan implícita una advertencia: es mejor mantener la decisión en el tiempo. Porque el estudio también demostró que los que eran "intermitentes" en la abstinencia sufrieron apenas una leve mejoría. Y esta no fue pareja ya que dependió de la edad, del peso y del estado físico de cada uno.El aporte —que se presentó en esta ciudad que se anota junto con Tokio como una de las dos ciudades más caras del mundo— ahora intenta ser una buena razón más para que los médicos agreguen a la lista que le dan a sus pacientes para que se olviden del cigarrillo. La tarea no es menor. En el mundo hay 1.100 millones de fumadores. Fumar causa alrededor del 80% de los casos de cáncer de pulmón y, además, influyen en la aparición del asma y de las bronquitis crónicas y enfisemas. Tan solo en la Argentina, mueren 40.000 personas por esta causa. Con este panorama las campañas a nivel mundial están todo el tiempo renovándose. Tanto que ayer al mediodía "la libertad" danesa en esta materia sorprendía a un médico sudafricano. "Quéeeee?", le preguntaba al mozo de un bar. "¿Aquí, se puede fumar?" y ya parado señalaba el lugar con ventanas a un canal tan grisáceo como el cielo. La escena siguiente fue rápida. No alcanzó a terminar de escuchar la larga explicación del mozo sobre la libertad de decidir de los propietarios y de los clientes, que el médico sacó un cigarrillo y le dio una pitada larga mientras tomaba su cerveza. Después dijo "soy un mal ejemplo. El mes que viene dejo de fumar".